Registro sísmico y el catálogo de terremotos

Evidencia de la correlación entre la tendencia gravitatoria solar y la sismicidad en la Tierra.

Aunque hay registros sísmicos locales muy antiguos (Japón, China, etc) y la primera tecnología desarrollada para detectar los terremotos es muy antigua, la observación y registro sistemático de la actividad sísmica a nivel global es relativamente reciente.
Hasta la década de los sesenta del siglo pasado, parece ser que no fue de suficiente interés. Solo después del desarrollo de las armas nucleares por parte de diferentes estados, se consideró necesario el desarrollo de redes de estaciones sísmicas capaces de detectar ensayos nucleares a nivel mundial, resultando beneficiada de paso la sismología.

“El comienzo del registro sísmico digital a partir de los años sesenta y el desarrollo de las estaciones de banda ancha a partir de los setenta han permitido la instalación de redes sísmicas” (tesis doctoral de Antonio García Jerez 2010).

Las instalaciones tecnológicamente punteras en el Estado español son muy recientes.

“En 1996 se instaló una primera estación sísmica de Banda Ancha en unos túneles del Ejército de Tierra localizados en el Puerto de Santa María; posteriormente, se instalaron tres estaciones sísmicas de Banda Ancha adicionales en la Estación Naval de la Algameca (Cartagena, 1997), Estación Naval de Mahón (Menorca, 1998) y Ciudad Autónoma de Melilla (1999). Dichas estaciones se encuentran integradas en la red mundial GEOFON.” (http://www.agenciaandaluzadelaenergia.es/sites/default/files/1300195655433_anexo_6_-_sismicidad_en_andalucxa.pdf)

Si recurrimos al catálogo de terremotos publicado por Advanced National Seismic System de los Estados Unidos de América, comprobamos que sólo desde el año 1964 podemos considerar razonablemente fiables y completos algunos datos.

Las grandes diferencias en número de terremotos clasificados desde los primeros años hasta la actualidad, son debidas a la imposibilidad técnica o logística para detectar todos los terremotos ocurridos entonces en la Tierra, lo cual hace suponer que muchos eventos sísmicos ocurridos no fueron registrados en los primeros años del catálogo y se perdieron para siempre.

En el siguiente cuadro aparecen el número de terremotos de magnitud 4,5 y superior clasificados desde el año 1964 al 2012. En él se puede comprobar que se triplica la cantidad de eventos registrados desde el más antiguo al más reciente, lo que no implica un aumento sísmico desde entonces.
Nº de sismos => 4,5

Tomando los datos desde el año 1998 hasta julio 2013, para el estudio comparativo entre la tendencia de fuerza de gravedad solar y la tendencia sísmica (para terremotos de magnitud igual o mayor que 4,5), el resultado es coincidente en el 74,19% de los casos.
(Descargar archivo excel)


Si vamos más lejos y tomamos los datos desde el año 1964 (con la inexactitud que implica), hasta julio de 2013 (221451 sismos iguales o mayores de magnitud 4,5) las tendencias coinciden también en el 60,61% de los casos.

Por consiguiente, parece ser realidad que la fuerza de gravedad del Sol determina poderosamente la dinámica de placas en nuestro planeta. Por lo que si resultaba absurdo negarse a incorporar en la dinámica de placas tectónicas la influencia gravitatoria lunar, tan absurdo resulta no hacerlo con la fuerza gravitatoria solar.

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